La certeza del girasol es el primer libro publicado por la editorial Azotes Caligráficos. Fue presentado, junto con otros dos libros, en la Fira del Llibre de València de 2008. El libro se compone de dieciocho poemas en prosa acompañados de sendas ilustraciones de Carmen Alvar. En él, Jenaro Talens trata de sugerirnos a través del latido, del ritmo de la palabra poética, las consonancias entre la certeza del paso del tiempo y su música en nuestro interior. Con ello se ejerce una visión desde el yo poético que aprehende la penumbra de un bosque, la neblina que desprende un río o las huellas en la nieve como espacios propicios para la evocación melancólica de esa certeza del girasol que convierte el tiempo en un murmullo íntimo donde su pálpito y el del corazón se funden en un (no) lugar llamado memoria. Pero es, a su vez, esta memoria, este abandonarse al tiempo, la que nos hace percibirnos como otro y nos devuelve hacia un afuera inasible, hacia esa noche que ya está lista para regresar a la nada.
Nuestros Manuscritos son una colección de libros artesanales de edición limitada, en este caso se han editado cien ejemplares venales y cuarenta no venales. Tanto los poemas como las ilustraciones han sido serigrafiados a mano, a una y cuatro tintas respectivamente. Para esta edición, que consta de 100 ejemplares venales firmados por los autores, hemos utilizado papel Arches Pur Fil Johannot de 240gr para los poemas y Fabriano Rivoli de 160gr para las ilustraciones (protegidas con un papel de seda japonés). Todo ello contenido en un cartapacio Arjowiggins color tabaco de 240 gr. Nuestros Manuscritos también van acompañados de una parte, en este caso, sonora: un CD con los poemas recitados por Jenaro Talens.
Aquí podéis ver una imagen del poema Monólogo del cyborg, su transcripción y el audio del poema recitado por Jenaro Talens:
He injertado las flores de mi invierno en el jardín del mal. No vi la podredumbre del cadáver sobre la superficie, sino desde el balcón que se abre a mi interior. Noche oscura del cuerpo. El terror a perderse dio forma a una envoltura. He ahí el sistema, el orden con que (nos dijeron) ponen remedio a la fragilidad. Su silencio de siglos habla todas las lenguas. Mi única estrella ha muerto y un sol inconsolable se desparrama sin condescendencia sobre el lagar del tiempo. Estamos en un bosque y ha caído la tarde. Su incierta oscuridad nos amenaza si todos nuestros cantos no despiertan la aurora. Por eso miro con tristeza como los grajos en bandada arrullan la ciudad.
Además, podéis apreciar una de las dieciocho ilustraciones de Carmen Alvar.
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